FranciscoMataRosas

¡Un viaje!

Arca de Noé

Tepito, ¡Bravo el barrio!

Litorales

Un Viaje. El metro de la ciudad de México, 2011

 

El Museo Archivo de la Fotografía (MAF) presenta la exposición fotográfica Un viaje, de Francisco Mata Rosas, para celebrar el aniversario 42 del Metro de la Ciudad de México.

 

La museografía está a cargo de Alejandro Matzumoto, quien logró un espacio interesante para el recorrido. Se aprecian imágenes en blanco y negro de los transeúntes de este medio y del espacio arquitectónico del Metro. Mata consigue dar un panorama poético y fidedigno de este escenario, que imprime uno de los espacios más vitales y concurridos de nuestra ciudad.

 

También podemos apreciar lo que el fotógrafo ha manifestado cuando un espacio público se vuelve privado y un espacio privado se vuelve público.

 

Es un registro cambiante del universo paralelo que se vive en el espacio subterráneo de una ciudad tan grande como la de México. Un viaje tiene coherencia y plantea una atemporalidad que le da estructura a este proyecto, presentando imágenes que reflejan un pulsar cotidiano, lleno de historias; personajes que viajan en este transporte y que dan como resultado una visión personal y subjetiva.

 

La mirada del fotógrafo invita al espectador a reconocer y descubrir infinidad de situaciones y registros sumamente interesantes y conmovedores.

 

Es un viaje de la mirada que permite que el espectador se vea a través de estas imágenes, donde el fotógrafo ha captado sin lugar a dudas un retrato de nuestra cultura. Un diario de viaje que invita a la mirada interior y exterior de la multitud a la que pertenecemos y, al mismo tiempo, a la individualidad que nos caracteriza.

 

 

Carlos Monsiváis

 

"Cada viajero saca a flote cuestiones de la edad y de la posición social; de la timidez y de la desinhibición; de la simpatía y de la altanería, del carisma sexual y de la invitación a la castidad. La mayor ventaja de ser casto es que en casos de ligue no tienes que vestirte de nuevo y salir a la calle a deshoras."

 

Fabrizio Mejía Madrid

 

"Al Metro de la ciudad de México se le presume en otros países por sus dimensiones. Sus trenes le han dado la vuelta al mundo mil veces. Sus vías en línea recta llegarían a la Luna y todos los días a sus vagones entra la población completa de Luxemburgo…"

 

 

 

Arca de Noé, 2009

 

Serie de 24 fotografías donde Francisco Mata muestra la mirada de diferentes animales, incluido el hombre. Miradas provocativas en imágenes tomadas entre 2003 y 2009 en museos de Historia Natural de Kiev, Ucrania; La Habana, Cuba; Ciudad de México, México; Buenos Aires, Argentina; Londres, Inglaterra; Paris y Orleans, Francia; Chicago y Houston, Estados Unidos, que recuerdan la frágil relación del hombre con la naturaleza.

 

 

Tepito ¡Bravo el Barrio!, 2006

 

La presente edición nos mete sin miramientos, de lleno en una zona de casi cuarenta manzanas y nos presenta con su gente, con los rostros de quienes desde una identidad que se multiplica sin prescindir de su origen, hacen estéril cualquier intento de clasificar, por ordenar, por reducir o encasillar. Frente a la cámara fotográfica de Francisco Mata, quien logra con esta serie hacer del retrato una forma única de diálogo entre el que posa y el que observa, frente a su aparato, desfilan comerciantes, estudiantes, deportistas, luchadores sociales, amas de casa, cineastas, maestros y oficiales, entres muchos más, todos ellos sobrevivientes de una cultura en la que han aprendido a sortear sus necesidades con tenacidad, dentro de un código de convivencia en la que la solidaridad y el arraigo son signos definitivos de identidad y pertenencia. Las imágenes y testimonios presentes en este volumen no tienen intenciones documentales o antropológicas, no son periodismo en sentido estricto, ni buscan destramar los hilos de este peculiar tejido social. Lo que ofrecen es un espejo en el que sus protagonistas se miran y nos miran, dejar un testimonio de la intensa vida del barrio, semillero de campeones, ropero de los pobres, mercado de ocasiones, bisagra del Centro Histórico y un auténtico barrio popular con todo su bagaje sociocultural.

 

 

Litorales

 

Fotografiar el limite, en fin, el punto donde todo termina y empieza, esta orilla que dibuja y da forma a nuestro país, esta imagen que vemos en nuestra memoria cuando hablamos de México. Esta manera de ser, ese estado de animo, esa cultura que significa estar a la orilla del mar, los puertos como lugares de paso, los puertos como albergue, la presencia de gente que norma sus visitas a través de los calendarios oficiales, la gente que forzosamente tiene que estar, la que quiere estar, la que no puede quedarse; la playa como meta de esa extraña tribu conocida como turistas, quieres como un retrato de nuestra idiosincrasia, conviven en un mismo espacio que los habitantes de esos lugares que (son quienes) se quedan,  los otros como olas, vienen y van, ambos nos interesan, la relación que se da entre todos nosotros y este entorno en lo retratamos. El mar como sustento y como forma de vida en los pueblos de pescadores, como fuentes de riquezas naturales, tema inagotable de leyendas y tradiciones, crisol donde se funden de manera natural tanto pescadores como paseantes, estibadores como trabajadores temporales, marineros como migrantes de todos lados que buscan en esta orilla una ultima oportunidad de subsistencia, desde luego también esa manera tan especial de concebir el mundo de la gente del mar, siempre con la mirada en el horizonte, sin limites, desde un borde volteando a ver nuestra tierra como el mar como apoyo en la espalda, pararse en la farolera, en esa disyuntiva agua/tierra, que tanto evocamos, que tanto a inspirado a tantos.

 

Este espacio, que a manera de frontera nos contiene, nos empuja hacia adentro o nos atrae hacia fuera, este espacio que nos constituye y marca todas las diferencias posibles, una convivencia a veces forzada, un compartir el espacio en ocasiones sin establecer comunicación alguna y sin percatarse de la presencia de los otros; pensemos por ejemplo en la diferente manera de entender estar bajo el sol de un bañista o de un trabajador que lija un barco enfrente de la zona turística, la diferente manera de entender el mar para un marinero y para un pescador, lo que representa la playa para un turista de la Ciudad de México o para un indígena que intenta vender sus productos, lo diametralmente opuesto de “broncearse” descargando un barco o enterrándose en la arena. Imágenes desde una perspectiva diferente a la que estamos acostumbrados cuando de fotos en la playa hablamos, nos presenta el mar como personaje y escenario de muchísimas historias, el mar con múltiples rostros e infinidad de papeles que jugar, en este formato panorámico que nos remite a esa sensación de estar parados ahí fotografiando con muchísima libertad sin pretender explicarnos nada, pero entendiendo todo, fotografiando a través de las sensaciones que produce esta relación de respeto y de amor entre los hombres y el mar, esta relación de fascinación que significa llegar al extremo, al limite, pararse donde el país acaba, en la frontera entre nosotros y los otros, esas sensaciones que transmiten las mujeres del mar quienes parecen caminar por un ritmo marcado desde adentro, esa libertas de juego, de pensamiento, de crecimiento de los niños del mar, ese paisaje, ese clima, ese transcurrir del tiempo.

 

FranciscoMataRosas © Copyright 2015 All Rights Reserved WebDesign-Tronch - Casa de Agua